Un mantón de manila no es solo una prenda textil, es una obra de arte cargada de historia y tradición. Muchas personas heredan estos mantones de familiares y no saben si se trata de una pieza común o una verdadera reliquia.
Determinar su precio puede ser un proceso complejo, ya que tenemos que tener en cuenta varios factores como su antigüedad, el trabajo en el bordado, la calidad de la puntada, el estado de conservación, etc. En este artículo te damos la claves para saber el valor que puede tener un mantón de manila.
Uno de los factores más importantes para determinar el precio de un mantón de manila va a ser la calidad del bordado.
Un bordado de calidad se diferencia por una puntada corta y apretada, lo que permite que las figuras bordadas luzcan realistas, con formas bien definidas y contorneadas. Este tipo de trabajo requiere al artesano de muchas más horas de dedicación y una gran destreza, lo que se traduce en un valor superior tanto artístico como económico. En cambio, cuando las puntadas son largas y flojas, el dibujo pierde fuerza, se ve menos nítido y el mantón suele pertenecer a una categoría más corriente.
Para comprobar la calidad simplemente tenemos que fijarnos en las figuras bordadas, ya sean personajes, aves o flores; y observar si tienen un aspecto realista.
Otra forma es ver el bordado por detrás (por el otro lado de la tela), las piezas con una puntada a mano muy precisa suelen ser iguales por ambas cara.
A continuación os dejamos un ejemplo comparativo (algo llevado al extremo pero para que se entienda mejor😅):
Mantón con un bordado de calidad
Mantón con muy poca calidad
La diferencia en la calidad de bordado hace que un mantón pueda superar los 2 mil euros en una venta a un coleccionista y en cambio la otra pieza sea de 50 o 100 euros
El diseño de un mantón de Manila juega un papel fundamental a la hora de valorar y tasar la pieza. No es lo mismo un mantón con pocos motivos decorativos que uno cargado de figuras, ya que cada elemento añadido requiere muchas más horas de trabajo del bordador. Cuantas más flores, aves o escenas aparezcan en el bordado, mayor será el esfuerzo invertido y, por tanto, el valor de la prenda.
La singularidad del diseño también influye notablemente. Los motivos más comunes suelen ser flores (rosas, peonías, tulipanes, florecillas...), escenas de estilo chinesco (costumbristas o palaciegas) y aves, muy apreciados pero relativamente frecuentes en el mercado.
En cambio, los mantones que incorporan composiciones poco habituales, el uso de colores raros o tonalidades poco vistas, e incluso detalles muy exclusivos como caritas de marfil bordadas, se consideran auténticas rarezas. Este tipo de piezas no solo son más difíciles de encontrar, sino que también despiertan un mayor interés entre coleccionistas y amantes de la moda histórica.
Un mantón con un diseño poco común puede valer incluso el doble que uno con la misma calidad y estado de conservación, por el simple hecho de ser más raro y singular.
Los mantones de manila antiguos se compran generalmente para ser llevados en fiestas y eventos. Además, los coleccionistas de este tipo de piezas buscan que se encuentren perfectamente conservados
Por esto, el estado de conservación es un factor crucial. La presencia de decoloración, manchas notorias, agujeros o rasgaduras puede hacer que nuestro mantón pierda hasta un 80 % de valor. Con el paso del tiempo y uso es normal que los mantones tengan pequeños desperfectos, pero si es muy notorio puede hacer que su valor sea muy inferior a una pieza bien conservada.
Como dijimos al principio, un mantón es una obra de arte. Entonces, es normal pensar que una pieza de mediados del siglo XIX sea más valiosa que una de finales del XX. Exactamente, la antigüedad le aporta valor histórico a un mantón de manila y lo hace más raro y peculiar.
Para determinar la antigüedad tendremos que fijarnos en muchos factores que dan para un artículo aparte. Es por esto que a la hora de vender un mantón de manila antiguo contemos con profesionales para que estudien el estilo, la seda y la composición para poder datarlo con precisión.
Los mantones antiguos están realizados en seda natural y según el estilo, podemos diferenciar:
Los de mediados del siglo XIX como isabelinos e imperio, atendiendo al tamaño, flecos y macramé
Los de finales del siglo XIX y principios del XX, atendiendo al tamaño y la composición.
Los de mediados del XX y posterior
A más antiguo, más valioso será nuestro mantón
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